La nieve es algo maravilloso. No entiendo como puede haber personas que frunzan el ceño cuando se encuentran con este milagro de la naturaleza.
No sólo es la imagen que crea, cubriendo todo de blanco, es lo que simboliza; el frío, la navidad, la pureza... ¡Es maravillosa!
Además, cuando hace frío, siento como un vínculo nos une a las demás personas que están con nosotros. No sé por qué. Sólo sé que me encanta la nieve.
Hoy me lo he pasado fenomenal, he jugado con la nieve a más no poder. Parecía como si todos los problemas y telarañas mentales, se disiparan junto a los copos de nieve que caían al asfalto. O como si el frío los conjelase para siempre.
A pesar de que la guerra de bolas me ha dolido (bastante, la gente es bruta) me he reído como nunca y he corrido como nadie. Pienso que estos momentos en los que uno revive el espíritu infantil que a todos nos alimenta, son los mejores de nuestra vida y los que nos enriquecen. Volvemos a ser niños por unos instantes. Sin prejuicios ni ningún atisbo de contaminación social adulta.
Volvemos a ser nosotros mismos.
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